21 dic 2006

El fútbol y las transformaciones del peronismo


El fútbol y las transformaciones del peronismo es un nuevo libro del sociólogo Roberto Di Giano en el que analiza la vinculación de este deporte en la Argentina y su relación con el movimiento creado por Juan Domingo Perón. Aquí reproducimos un fragmento del ensayo Fútbol Nacional y Popular, sobre el cual el autor señala en el prólogo que “en 1973, cuando el viejo líder asumió su tercera presidencia, irrumpió un imaginativo grupo de profesionales que conformó un conjunto emblemático como el de Huracán, prontamente enlazado con el proyecto nacional y popular del peronismo. La aparición de un equipo que supo rescatar de una manera dinámica ricas características de nuestra historia futbolística, no resultó ajena a los cambios culturales registrados en el contexto social más amplio”. Por último, un video con imágenes de aquel conjunto Campeón Metropolitano 1973 que dirigía César Luis Menotti y que formaba con los siguientes jugadores: Roganti; Chabay, Buglione, Basile y Carrascosa; Brindisi, Russo y Babington; Houseman, Avallay y Larrosa.

FÚTBOL NACIONAL Y POPULAR

Las esperanzas se doblan bajo los hechos
Manuel Ugarte
A principios de la década del 70 coexistían en el fútbol argentino dos modelos deportivos: el tradicional, forjado en las primeras décadas del siglo y pronto diferenciado del estilo inglés, y el que hizo su aparición en los años sesenta, según pautas modernas de valoración europea. Acorde con el clima de efervescencia social que se vivía en el país con el retorno de la democracia, apareció en escena un equipo emblemático como el de Huracán que, dirigido por Cesar Luis Menotti, revalorizó los bienes futbolísticos tradicionales, a tono con el proceso de cambio que se gestaba en amplias franjas de la sociedad argentina.

En 1973, el equipo de Huracán se distinguió en la Argentina no sólo por su buen nivel futbolístico, coronado al consagrarse campeón del certamen metropolitano, sino también porque muchos de sus integrantes se solidarizaron con el clima social de la época, centrado en el intento de desestructurar definitivamente las situaciones de dependencia. Eran tiempos en que se asistía a una fuerte presencia de los sectores populares que intentaban reivindicar su labor cultural autónoma luego del período de desintegración social, producto, en gran medida, de la modernidad dependiente que se trató de implementar en la Argentina.

Si bien en forma parcial, una manifestación cultural tan importante como el fútbol tampoco podía estar ausente de esa firme corriente de resistencia contra la reciente etapa de desnacionalización. Resistencia liderada políticamente por el peronismo, un amplio movimiento que resultó permeable a múltiples sectores, deseosos de encontrar un espacio para expresar sus posturas antiimperialistas.
El estudio de ciertos aspectos de la biografía de Menotti, líder indiscutido de aquel grupo de futbolistas, nos brinda algunos indicios acerca de las modificaciones sociales que se fueron produciendo en la Argentina, desde la euforia contestataria de 1973, luego teñida de confusión y sectarismo, hasta su desarticulación definitiva en marzo de 1976. Es importante recordar que Menotti fue modificando sus posturas con el correr del tiempo, especialmente a partir del último tramo de 1974, cuando pasó a desempeñarse como entrenador de la selección nacional de fútbol.

No cabe duda que la biografía de una persona se inscribe inexorablemente dentro de los grandes vaivenes de la sociedad en que vive. Pero también ocurre que, tanto por características personales como por diversas circunstancias, hay individuos cuyo destino corre en forma paralela a los sucesos históricos con más facilidad que el de otros. Es decir, son sujetos que terminan adecuando sus propias iniciativas a determinados momentos históricos y sociales por los que atraviesa su país
[i].

Un objetivo primordial: la liberación
La necesidad de comprometerse con el tiempo político, un signo fuerte de la época, se añadía al rol específico que desempeñaba Menotti dentro de la esfera deportiva. Esa coincidencia quedó expuesta, entre otras cosas, en la solicitada de apoyo al peronismo que firmó junto a varios integrantes del plantel de Huracán. Allí se pronunciaban tanto por una práctica deportiva que tuviera más en cuenta las demandas de los sectores populares como por brindar su apoyo a aquella consigna que denunciaba la existencia de países imperialistas y países dominados: "liberación o dependencia
[ii]."

En esa época, el director técnico Menotti, que se distinguía por su nivel cultural y su índole polémica, demostraba un gran sentido libertario
[iii], apuntando a lograr en su equipo una primacía de la espontaneidad en detrimento de la organización, la creatividad en perjuicio de la enajenación: "... No me convence mucho eso de 'imponer disciplina' en el plantel. Me suena a régimen militar y el fútbol es otra cosa (...) En todo caso, lo que me preocupa, es contar con gente que sea honesta y no mansa por temor a los castigos...”[iv]
El entrenador del equipo de Huracán intentaría con éxito infundir hábitos consensuales en sus dirigidos, a expensas de la coacción exterior. De esa manera, el tipo de vínculo basado en una férrea disciplina, propio del proceso de modernización de los años sesenta es sustituido por el de la camaradería, y los aspectos afectivos vuelven a tener sentido. El jugador deja de percibir el peso de la autoridad para convertirse en un compañero, el compañero, en un amigo: "... El plantel tiene que vivir la amistad; que el marcador de punta no haga un cierre por obligación, sino para cuidar la espalda de un amigo…”[v]

La forma en que se relacionaban los diversos integrantes del grupo durante esta verdadera primavera futbolística, basada en el altruismo y en la solidaridad, estaba indefectiblemente destinada a favorecer el bien común.

Criterios éticos y estéticos
Tal estructura futbolística que rescataba los rasgos singulares de nuestra cultura, junto al valor primordial de la libertad, recuperaba también la belleza y una rica gama de sentimientos, revitalizando lo perdido en la década del sesenta merced a esa supuesta modernización de un valioso patrimonio cultural de los argentinos. En aquel plantel dirigido por César Menotti primaban los jugadores afines con la estética tradicional de nuestro fútbol, que había estado basada tanto en el virtuosismo técnico como en el recurso de la picardía.

Una vez más, en los campos deportivos de nuestro país, resurgieron muchos elementos que implicaban, en buena medida, un rescate de ricas características propias, despreciadas por los agentes modernizadores del fútbol argentino, fascinados por los "adelantos" conseguidos en los países europeos. Aquellas formas originales del pasado habían sido relegadas por el crecimiento exagerado de la organización y los planteos tácticos desde los tempranos años sesenta. Y precisamente con este rescate de valiosas tradiciones futbolísticas, llevado a cabo por el equipo de Huracán, tendieron otra vez a dejarse de lado las ataduras inútiles impuestas a los deportistas, que ahogaban las motivaciones hedonistas y restringían el espacio de lo lúdico.

En varias ocasiones, los aplausos de las hinchadas contrarias, superando el sinsabor de la derrota, demostraron la aceptación unánime de los rasgos que significaban una recuperación de lo propio. Un carácter menos previsible en el trámite de los partidos, ya que lo fundamental quedaba librado a la espontaneidad e improvisación, daba al juego ese encanto especial de la sorpresa habilidosa.
[vi]
Este tipo de práctica deportiva habitual en el plantel de Huracán pudo construirse con aquellos elementos que desde los inicios de la década del sesenta sólo habían podido expresarse en forma solapada. El estilo histórico, trunco por el imperativo de una modernización de raíces exógenas, seguía despertando orgullo en los aficionados argentinos (sobre todo ante un componente clave como la gambeta que evoca en el imaginario popular el triunfo del astuto frente al poderoso). Un modelo futbolístico que pudo instaurar fuertes lazos entre las disposiciones éticas (libertad para crear, imaginación y solidaridad para favorecer las identidades individuales y colectivas) y las estéticas (vinculadas a las mejores fuerzas de la cultura popular: la destreza pícara y la alegría).

Modelo deportivo y proceso social
En 1973, cuando se encontraba al frente del equipo de Huracán, César Luis Menotti compartió esa rica experiencia creativa con sus dirigidos. Al mismo tiempo, el exitoso entrenador se mostraba solidario con el clima de radicalización política y social de la época, motorizado principalmente por la juventud, compartiendo así una identidad de propósitos ligados a un programa de liberación nacional.
[vii]

En ese contexto, Menotti juzgaba en tono muy crítico las concentraciones impuestas por muchos de sus colegas con la intención de controlar a los futbolistas, por consideradas contraproducentes desde roda punto de vista: "Nunca me gustaron las concentraciones. Ni para antes ni para después de los partidos. Y mucho menos cuando son demasiado prolongadas... "
[viii]

Tal posicionamiento crítico con respecto a las concentraciones
[ix], se complementaba con su terminante rechazo al criterio que ponía a la selección nacional por encima de los intereses y expectativas de los diversos clubes del país. Para César Luis Menotti se debía privilegiar la dimensión interna que atendía más directamente las demandas populares (de donde emanaba la mayor legitimidad de su estilo), subordinando las competencias internacionales a un segundo plano. De allí que Menotti expresara sus reparos sobre las actitudes sostenidas por Enrique Ornar Sívori, entrenador contratado por la Asociación del Fútbol Argentino para dirigir el destino de nuestra selección: "Yo no tengo nada en contra de Sívori, pero (...) le quita a los clubes, principales protagonistas del fútbol argentino, un arma fundamental como son los jugadores…”[x]
Pero los argumentos esgrimidos por Menotti para descalificar totalmente tanto las concentraciones prolongadas como la subordinación de los distintos equipos a las necesidades de la selección argentina, iban mucho más allá de las cuestiones deportivas. Apelaba a la problemática social, asunto sumamente sensible para vastos sectores de la clase media, que celebraban su acercamiento con los sectores populares: "... en el país hay cosas mucho más importantes que gastar en una concentración de jugadores durante tres meses. . . "[xi]
La afirmación de ese modelo deportivo, que tendía a fomentar una participación más directa de los sectores populares al centrar sus esfuerzos en la escena local, ostentaba los rasgos más singulares de nuestra cultura: por excelencia, los elementos dinamizadores de cualquier sociedad. Ese modelo de signo creativo, interesado en un desarrollo futbolístico más autónomo y autóctono, presumía un alto grado de correspondencia con el paradigma de la época: una perspectiva ideológica asumida por el movimiento peronista, con énfasis en la afirmación de un proyecto de fuerte sentido nacional, que había despertado las esperanzas y la generosidad de múltiples sectores sociales. Es evidente, entonces, que las modificaciones producidas tanto en la práctica futbolística, con epicentro en el Huracán liderado por Menotti, como en los modos de percepción y evaluación del público, no eran ajenos a los cambios culturales ocurridos en el contexto social más amplio.
Notas
[i] Es muy probable que si buceamos en los distintos ambientes de la sociedad argentina de aquellos tiempos nos encontremos con muchos personajes que, habiendo adquirido una importancia similar a la de Menotti en sus respectivos contextos sociales, participen, con diferentes matices, de sus caracteres particularmente esenciales.

[ii] El texto completo de la solicitada puede hallarse en el diario Clarín, 9.7.1973. p. 39. Precisamente, uno de los firmantes de esta solicitada, el defensor Jorge Carrascosa, consecuente con esta línea de pensamiento que abogaba en favor de un compromiso más serio del futbolista, el compromiso de ser solidario con la lucha de los sectores populares por el logro de una mayor autonomía en el plano económico y cultural, afirmaba meses antes lo siguiente: "... a mí me importa ser protagonista de mi tiempo. tornar parte (...) Entonces necesito documentarme, conocer a mi país..." (El Gráfico, 10.4.1973.)

[iii] Es importante aclarar que ésta es una posición diferente de la que sostuvo cuando pasó a desempeñarse como técnico de la selección nacional.

[iv] El Gráfico, 1.5.1973

[v] El Gráfico, 1.5. 1973

[vi]Vale mencionar que lo acontecido con el club Huracán en 1973 desbordó ampliamente el hecho deportivo en sí, despertando el interés de periodistas que habitualmente no se dedicaban a cubrir dicha actividad. Reneé Salas comenta que vivió una experiencia inédita cuando la redacción de la revista Gente y la actualidad, producida por Editorial Atlántida, le ordenó cubrir el última partido disputado por el equipo dirigido por el exitoso director técnico Menotti en Parque Patricios, "un barrio de casas /lajas. calles arboladas y vecinos que dialogan diariamente" (Gente y la actualidad, 11.10.1973).

[vii] Al respecto, Amílcar Romero comenta que Huracán se coronó campeón cuando todavía faltaban algunas fechas y en "la consiguiente invasión al campo hay algunos contingentes cuyas pancartas los identifican como pertenecientes a Montoneros” (Amilcar Romero, Deporte, violencia y política (crónica negra 1958-1983), CEAL, Buenos Aires, 1985, p. 83)

[viii] El Gráfico, 1.5 .1973

[ix] Es bueno aclarar que el sentido libertario de Menotti era compartido también por otros integrantes del plantel de Huracán que, por ejemplo, quedan desligados del seleccionado nacional por no soportar las concentraciones prolongadas y el esquema represivo que allí impera. Uno de ellos, el jugador Francisco Russo, lo testimonia de esta manera: “… desde chico no me gusta el encierro. No me acostumbro (…) Debieron tratarme con calmantes y ni con eso me pasaron los problemas…” La Nación, 9.7.1973, S 2, p 2
[x] La Nación, 9.7.1973, S 2, p. 2

[xi] La Nación, 9.7.1973, S2, p. 2

El fútbol y las transformaciones del peronismo.
Editorial Leviatán. Colección El hilo de Ariadna.
Noviembre 2006. Ciudad de Buenos Aires
www.e-leviatan.com.ar



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